La Selección Mexicana volvió a sufrir, pero ahora pudo controlar un poco más a su rival que hace tres días, cuando Uruguay humilló al Tricolor, pero ante Brasil la realidad fue distinta, aunque al final perdieron 2-3.
Pese a que los dirigidos por Jaime Lozano iniciaron el partido perdiendo, poco a poco lograron estabilizar el encuentro y se vieron mejor en el terreno de juego, sumado a que los sudamericanos dejaron de presionar como en un inicio.
México volvió a demostrar que su cambio generacional está costando más trabajo de lo esperado y que su participación en Copa América podría ser complicada si no mejora en los próximos días pese a que ya no tiene partidos amistosos.